Volvo Cars actúa para mitigar el impacto del COVID-19
La pandemia por el coronavirus está afectando seriamente a Volvo Cars de muchas formas: debilitamiento del mercado, riesgo de interrupción de la producción y preocupación por los empleados.
El principal objetivo de la empresa es cuidar de la salud y la seguridad de todos sus trabajadores. Ya se han adoptado medidas de precaución y restricciones para viajar.
Ahora es necesario reducir aún más la propagación del virus comenzando un periodo de distanciamiento social. Esto significa cerrar centros de producción, trabajar desde casa y reforzar las precauciones personales.
La fábrica de Bélgica permanecerá cerrada hasta el 5 de abril. Las fábricas de Suecia y Estados Unidos estarán cerradas desde el 26 de marzo hasta el 14 de abril.
En general, las personas que trabajan en las oficinas seguirán haciéndolo desde sus casas, con un horario laboral reducido, a partir del 26 de marzo.
Estas medidas están destinadas a proteger los puestos de trabajo y a garantizar que Volvo Cars pueda volver a la producción normal tan pronto como sea posible y seguro.
A comienzos de este mes, Volvo Cars abrió de nuevo sus cuatro fábricas de China tras un largo periodo de cierre. El número actual de visitas a las exposiciones indica que el mercado automovilístico ha recuperado la normalidad en este país, lo que demuestra las ventajas de ser una empresa globalmente equilibrada.
«Nuestras principales inquietudes son la salud de nuestros empleados y el futuro de nuestro negocio», ha señalado Håkan Samuelsson, director ejecutivo. «Con la valiosa ayuda de los programas de apoyo que han puesto en marcha Gobiernos y autoridades, hemos conseguido actuar con rapidez».
Volvo Cars confía en que las medidas adoptadas logren un correcto equilibrio entre la necesidad de mitigar el impacto de la pandemia y el objetivo de proteger tanto a su personal como el futuro de la empresa.
Las fábricas de Volvo Cars afectadas por las medidas anunciadas son las de Torslanda, Skövde y Olofström (todas en Suecia), Gante (Bélgica) y Carolina del Sur (Estados Unidos). Los empleados de oficina afectados son los que trabajan en la sede central de la empresa en Gotemburgo (Suecia), así como en la fábrica de Gante y en sus mercados.