Temor en el sector del automóvil ante nuevos impuestos
En la VI Jornada Deia del Automóvil todos los presentes han coincidido en la necesidad de sentar las bases que consoliden el sector, esencial para la economía ya que aporta el 10% del PIB y genera casi dos millones de puestos de trabajo.
Fabricantes y distribuidores, y con ellos los proveedores de equipos y servicios, asumen su responsabilidad con la sociedad y se conjuran para seguir ofreciendo el mejor de los servicios posibles. “El compromiso con la democratización de la movilidad y la sostenibilidad es un hecho. Tenemos una responsabilidad moral de contribuir positivamente en el mundo en que vivimos ”, señala Alberto de Aza, responsable de FCA.
Terroba, máximo gestor del grupo BMW, expone sus convicciones: “Tenemos que empujar todos juntos, de la mano de las instituciones, porque, si no, no seremos capaces de sostener la industria y el tejido empresarial de las concesiones. Lo que menos necesita el sector es generar incertidumbre. Tiene que haber planes de ayudas, incentivos de fiscalidad que no ayuden a tener un régimen sostenible y estable, para que el consumidor pueda tomar sus decisiones. Hay que seguir incentivando que la industria y el sector, generadores de PIB y empleo, sigan adelante ”.
De manera unánime todos alertan de la subida de impuestos derivada de la implantación del protocolo WLTP, que mide las emisiones de CO2 de los tubos de escape.
Este método, en vigor desde el primer día de 2021, calcula con mayor rigor y realismo las emanaciones de CO2 de los vehículos, registro en función del cual se determina el Impuesto de Matriculación a pagar.
Ese plus de precisión comporta que el nivel oficial de emisiones ascienda en todos los casos.
No es que ahora el coche contamine más, sino que sus secuelas se detectan mejor. En consecuencia, muchos modelos dejarán de estar exentos de la tasa o, en su caso, pasarán a tributar un tipo superior. Dependiendo de la marca, se verán afectados entre el 40 y el 70% de los automóviles del catálogo.
Jiménez de Parga, director de Škoda, explica las circunstancias y las consecuencias: “Tenemos que dar el mensaje de que los coches emiten lo mismo que antes. Las marcas ni podemos ni vamos a asumir el coste impositivo de un 4,75% sobre el 50% de los coches del mercado. Eso nos aboca a una caída de ventas de unas cien mil unidades, lo que puede tener un impacto en el empleo ”. La pérdida, advierte, no será solo de puestos de trabajo:
“dejar de vender 100.000 coches puede representar en torno a 500 millones menos de recaudación de impuestos”.
Él, como los demás ponentes de la VI Jornada Deia del Automóvil, se hace eco del sentir del sector, que demanda una mayor tolerancia de la administración con los límites de emisiones de CO2.
No es algo excepcional, puesto que lo ya han hecho Francia y Portugal. Así, dicen los expertos, se evitaría una subida en el precio de los coches de hasta mil euros, además de ese drástico frenazo a las ventas.
Los directivos reunidos por Deia coinciden en la idoneidad de la supresión del IVA en los coches eléctricos para fomentar su difusión. Asimismo, ven necesario seguir articulando planes de renovación que retiren de la circulación los vehículos obsoletos, que además de inseguros son altamente contaminantes.
Terroba, Blázquez, Aza, Jiménez de Parga y Divar aspiran a verse libres de la incertidumbre inherente a la actividad del sector. Coinciden a la hora de encarar el futuro con moderada esperanza, pero con máxima ilusión. La pandemia ha acelerado los procesos de digitalización y ha hecho que la tecnología se vuelca al servicio de una clientela con necesidades cada día más diversas.
Estiman que el mercado se recuperará ligeramente en 2021, si bien no se ponen de acuerdo en cuánto aumentará el volumen final de matriculaciones. Los más optimistas consideran posible acercarse al millón de unidades. Entre los más escépticos, o realistas, se encuentra Fidel Jiménez de Parga, quien avisa de que “no veremos una recuperación del mercado, si no tomamos las medidas adecuadas, hasta 2022; con el impacto que eso puede tener en el empleo ”.
No obstante, reconoce un renglón seguido que “el entorno sanitario nos da una visión de que vamos a tener doce meses operativos, y eso supone un mercado un 20% por encima del actual”.
Marta Blázquez, vicepresidenta de Faconauto, insiste en poner en valor “la lección de unión durante la pandemia de este sector, que es fundamental para la economía española”.
Encomia la labor del gremio de la distribución, al que representa, y declara su admiración por los “cien concesionarios del País Vasco, cien héroes que abren cada mañana la persiana de sus negocios y defienden el empleo”.
Ensalza esa figura con los datos de una encuesta reciente en la mano, que revela que “el 96% de los clientes estima que los concesionarios son imprescindibles o muy necesarios. La cadena de valor del sector tiene que ir encaminada a generar satisfacción al cliente ”.
Futuro. Las dificultades del coche eléctrico
Divar (KIA): “Necesitamos ayuda de los poderes públicos, no para nosotros sino para el consumidor, empujado a comprar coches electrificados que muchas veces no necesita”
Aza (FCA): “La pila de hidrógeno podría ser una solución limpia y sostenible de futuro. No implica esas emisiones de la electrificación en su parte industrial ”.
La autonomía de los coches eléctricos va en aumento, el precio está en manos de la administración, cuyos planes de ayuda lo acercan al bolsillo del cliente , y los puntos de recarga deben aumentar gracias a los fondos europeos.
Tampoco Eduardo Divar tiene pelos en la lengua: “necesitamos ayuda de los poderes públicos, no para nosotros sino para el consumidor, que se ve empujado a comprar coches electrificados, que muchas veces no necesita, pero que tendrá que comprar porque poco a poco dejaremos de tener coches de combustión”.
La Unión Europea y el Gobierno español son los que imponen el coche eléctrico, no los fabricantes. Mientras no haya medidas restrictivas para los coches de combustión, estos seguirán siendo mayoría.
Lo que preocupa al consumidor no es la autonomía ni el precio, es la infraestructura de recarga.
En 2025, para cumplir con el Tratado de París, deberíamos tener un parque de 100.000 puntos de recarga, y hoy tenemos 8.000 ”.