SEAT SE MOJA POR EL MEDIO AMBIENTE

Cerrar el grifo cuando nos lavamos las manos o utilizar únicamente el agua necesaria en las cisternas de los baños, son algunos de los hábitos que la población ha ido incorporando en los últimos años para preservar este bien escaso. Pero el ahorro en el consumo de agua también depende, en buena medida, de la concienciación de las empresas.

En este sentido, SEAT ha conseguido en los últimos cuatro años rebajar un 15% el consumo de agua necesario para producir un coche. Cerró el 2014 con poco más de 1.400.000 m3, lo que equivale al consumo de una ciudad de 35.000 habitantes. Y lo hizo incorporando las tecnologías más eficientes en los procesos productivos del coche. “Preparamos el agua en óptimas condiciones de calidad y con bajo contenido en sales para reducir su consumo, y también recuperamos el agua consumida en las operaciones de limpieza”, explica Francesc Vila, responsable de Medio Ambiente de SEAT.

El objetivo para el año 2018 es alcanzar el 25% de ahorro. Un compromiso que sería irrealizable sin la implicación de todos los trabajadores, cuya motivación, a juicio de Francesc Vila, es incuestionable. De hecho, asegura que gran parte del ahorro conseguido hasta ahora ha llegado a través de las ideas de mejora del conjunto de la plantilla y de los cursos de sensibilización, donde “se explican las medidas adoptadas y cómo pueden colaborar ellos para reducir el consumo”.

El taller de pinturas, situado en la planta de Martorell, es el que tiene mayor consumo de agua, más de la mitad del total. Los tratamientos de superficie de la carrocería, las cabinas de lavado para preparar el pintado y las que se destinan al pintado definitivo del coche son los principales usos que obligan al consumo de agua. Pero es precisamente en este taller donde más se está ahorrando. El rociado de la pintura va dirigido al vehículo, pero una pequeña parte escapa al proceso y cae sobre una balsa de tratamiento. “Aquí adicionamos los productos químicos necesarios para separar la pintura del agua, que, una vez limpia, es devuelta al proceso en un circuito totalmente cerrado”, explica el responsable de Medio Ambiente.

También en Martorell, otro de los puntos que genera un consumo importante es la prueba de lluvia, cuando se comprueba la perfecta estanqueidad del vehículo, sometiéndolo a más de 150 litros de agua por metro cuadrado durante un recorrido de seis minutos. También aquí se utiliza un circuito cerrado. “Recogemos y conducimos toda el agua que estamos empleando a un circuito de depuración. Posteriormente la devolvemos de nuevo al proceso”.

Estas son sólo algunas de las acciones encaminadas a conseguir el mayor ahorro posible de agua y ayudar a salvaguardar el medio ambiente. “Nosotros estamos situados en una zona muy sensible al cambio climático, lo que implica que podemos pasar épocas de una gran sequía. Es por ello que las empresas tenemos que ser responsables para reducir al máximo el consumo de agua y poner todos los medios para ser más eficientes”, concluye un Francesc Vila optimista, quien asegura que la compañía ha recorrido ya “un gran camino”.

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