Recargas de alto rendimiento para los Audi e-Tron
Los conductores de un modelo Audi 100% eléctrico se benefician de las altas velocidades de recarga, al estar disponible la capacidad de cargar la batería con una potencia de hasta 150 kW durante una gran parte del proceso.
Gracias a una sofisticada gestión térmica de la batería de iones de litio.
Para evaluar la versatilidad de un coche eléctrico en una utilización cotidiana los clientes deben tener en cuenta no sólo la capacidad máxima de carga (kWh), sino también la velocidad a la que se realiza el proceso de recarga.
La mayoría de los procesos de recarga de un coche eléctrico se realizan en casa o en el trabajo, donde el factor tiempo no juega un papel sustancial.
En un viaje de larga distancia cada minuto cuenta, y la carga rápida es esencial.
La capacidad de cargar la batería con una potencia elevada debe estar disponible durante el mayor tiempo posible mientras se realiza el proceso de recarga.
La velocidad de carga
Los modelos Audi e-tron cobran ventaja en el actual ámbito de competencia por el alto rendimiento del proceso de recarga de la batería, aunque existan en el mercado modelos que ofrecen una potencia de carga pico superior.
La diferencia está en los detalles: la capacidad del sistema de carga rápida HPC (High Power Charging) para proporcionar la máxima potencia de salida posible en el terminal de carga puede ser un requisito previo necesario, pero no es el único factor crucial.
Como mínimo, resulta igual de importante que la batería admita un alto consumo de corriente eléctrica durante una gran parte del procedimiento de carga.
Sin embargo, si el vehículo se recarga con la máxima potencia durante un período relativamente corto y necesita reducir la potencia de carga antes de tiempo, la velocidad de la recarga, es decir, la capacidad de recarga de la batería por unidad de tiempo, también se reduce de forma simultánea.
Gracias a una curva de carga ideal con el máximo de potencia disponible durante un largo período de tiempo, la velocidad de carga es el criterio más importante en lo que respecta al rendimiento y, en última instancia, garantiza una duración corta del proceso completo de recarga.
La autonomía que pueda recargarse durante un período definido de tiempo es tan importante como el consumo medio en el cálculo del tiempo de un viaje.
La curva de recarga marca la diferencia
En lo referido a la curva de recarga, el Audi e-tron 55 aporta ventajas conceptuales.
La curva en un terminal HPC con una potencia de salida de 150 kW se caracteriza por su continuidad.
En condiciones ideales, el vehículo se recarga entre el 5% y el 70% en el umbral de potencia máxima, antes de que el sistema de gestión inteligente de la batería reduzca los niveles de corriente.
Una diferencia importante frente los competidores, que normalmente alcanzan su pleno rendimiento durante un corto período y reducen su potencia de forma considerable antes de alcanzar el umbral del 70%.
En la utilización cotidiana, esto supone una ventaja fundamental: para una autonomía de alrededor de 110 km, el cliente empleará menos de 10 min en el terminal de carga.
El Audi e-tron 55 llega al nivel del 80% aproximadamente en 30 minutos.
Aunque por razones técnicas en una batería de iones de litio se tarda proporcionalmente mucho más tiempo para recargar el 20% restante, la carga completa (del 5% al 100%) en un terminal HPC requiere alrededor de 45 minutos, una característica extraordinaria frente a sus competidores.
Sofisticada gestión térmica para una recarga más rápida
La batería de iones de litio de los modelos Audi e-tron 55 tiene una capacidad nominal de 95 kWh (86,5 kWh netos) y ha sido diseñada para un largo ciclo de vida.
Su elaborado sistema de gestión térmica constituye la base para un rendimiento equilibrado y una larga vida útil.
La refrigeración líquida asegura que la temperatura de las baterías permanece en el rango óptimo de entre 25 y 35º C incluso cuando se exigen las máximas prestaciones o cuando en el exterior las temperaturas son muy bajas.
Los cuatro circuitos cuentan con un total de 40 m de líneas de refrigeración, por las que circulan 22 L de refrigerante.
Durante la carga con corriente continua y 150 kW de potencia, el refrigerante disipa el calor que se genera como resultado de la resistencia eléctrica interna de la batería.
El núcleo del sistema de refrigeración está confeccionado con perfiles extruidos formando una estructura visualmente comparable a un somier de láminas, que se fija a la carcasa de la batería desde la parte inferior.
Para ello, se utiliza un adhesivo térmicamente conductivo de nueva concepción.
El espacio entre la carcasa y cada módulo de celdas se rellena de un gel termoconductor que transfiere de forma uniforme el calor residual producido por las celdas de la batería al refrigerante a través de la carcasa.
La separación entre los distintos elementos que transportan el refrigerante y las celdas de la batería aumentan la seguridad del sistema.
Otro efecto positivo de este elaborado diseño es la alta resistencia que ofrece en caso de accidente.