Coche clásico aspectos a tener en cuenta para elegir uno
Ser orgulloso propietario de un vehículo clásico hace mucho que dejó de ser privilegio de coleccionistas o de nostálgicos.
Hoy en día, muchos amantes del motor se animan a tener una de estas joyas en sus garajes, un capricho para disfrutar de la carretera de un modo distinto.
Disfrutar de un modo distinto, sí, pero cumpliendo la normativa como se debe hacer con cualquier otro coche.
Así, para poder circular con una de estas joyas lo primero es contar con un seguro para vehículo clásico.
Son, evidentemente, seguros especiales que se rigen por unas tablas de tasación diferentes a las del resto de coches. La base para calcular la prima es valoración de vehículos clásicos.
En ella se tienen en cuenta no solo la edad y el estado del vehículo, sino aspectos como cuantas unidades se fabricaron de ese modelo concreto o su originalidad.
Cómo acertar al elegir un vehículo clásico
Un vehículo clásico puede ser un sueño o un capricho, pero para los novatos en la materia una diferenciación básica y fundamental: clásico no es sinónimo de viejo.
¿Qué se entiende por clásico? Hay varias premisas, entre ellas que tenga más de 25 años y conserve las piezas originales.
Si además pertenece o ha pertenecido a alguna personalidad o colección, se han fabricado solo algunas unidades o está declarado de interés cultural, estaremos hablando de coche histórico.
Consejos básicos para elegir
- Tomárselo con calma: en la búsqueda de un vehículo clásico las prisas son malas consejeras, sobre todo si se busca un modelo de coche en particular. Mucho cuidado con los chollos que no lo son. Cuando no hay en mente un modelo en concreto, lo mejor es investigar un poco antes de decidirse: precios, problemas de cada coche, posibilidad de encontrar recambios originales, etc.
- Inspeccionar el estado del vehículo, y mejor con un mecánico. Si hay presencia de óxido, conviene pensárselo dos veces antes de comprar el coche porque la reparación puede salir muy cara. Aparte de esa cuestión, hay que revisarlo todo: carrocería, llantas, ruedas, paragolpes, bajos… Y, por supuesto, motor y habitáculo. También conviene verificar que son piezas originales.
- Comprobar el kilometraje: es cierto que cuanto menos rodaje tenga el coche, mejor, pero se debe verificar que el cuentakilómetros no ha sido manipulado para no pagar de más. En cualquier caso, si el coche está en buen estado, el hecho de que tenga muchos kilómetros tampoco es motivo para desecharlo.
- Revisar la documentación: hay que asegurarse de que tanto el número de identificación como el de la etiqueta oficial coinciden y que quien lo vende tiene el título de propiedad. Disponer del historial de revisiones, reparaciones y restauraciones también es importante.
- Buscar un taller: las reparaciones de los vehículos clásicos pueden ser complicadas, y no todos los mecánicos están capacitados. Es más que recomendable asegurarse de que hay un taller especializado cerca.
Si todo está correcto y el vehículo es el que estabas buscando, solo queda una cosa: probarlo.
Será el examen definitivo que mostrará si su funcionamiento es el adecuado, si te sientes cómodo en él y es el coche de tus sueños. ¿Lo es? Entonces, ¡a disfrutarlo!