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El CUPRA León demuestra el interés de la marca por desarrollar vehículos no solo prestacionales, sino también muy seguros. El compacto de alto rendimiento ha sido el último CUPRA en enfrentarse al estricto programa de pruebas Euro NCAP, en el que ha obtenido un resultado final de cinco estrellas.
Esta calificación sitúa al CUPRA León al mismo nivel del CUPRA Formentor, que fue el primer modelo de la marca en someterse a las pruebas actuales y lograr la máxima puntuación.
“CUPRA continúa ofreciendo vehículos que combinan prestaciones con la máxima seguridad”,ha manifestado Dr. Werner Tietz, Vicepresidente de I+D de CUPRA y SEAT.
“Tras el logro del CUPRA Formentor a principios de este año, el CUPRA León se ha enfrentado a las estrictas pruebas impuestas por la organización y ha obtenido la calificación más alta posible”.
La seguridad es lo primero
El CUPRA León integra tecnologías de seguridad y confort que, gracias a la recopilación de datos mediante sensores, hacen que sea un vehículo altamente seguro en el día a día y le ayudan a cumplir con las exigencias de las pruebas Euro NCAP.
Entre estos sistemas figuran la frenada de emergencia autónoma, el reconocimiento de señales de tráfico, el asistente de atascos, el asistente de luces y el asistente de precolisión.
Completan este apartado los siete airbags de serie, incluido uno delantero central, la llamada de emergencia eCall, el asistente de salida involuntaria de carril y el sistema Front Assist con detección de vehículos, peatones y ciclistas.
Gracias a esta dotación, el compacto de CUPRA se convierte en uno de los vehículos más seguros del mercado.
El CUPRA León, tanto en sus variantes con motor de combustión como en las híbridas enchufables, ha obtenido una puntuación elevada en todas las áreas: ocupantes adultos (91%), ocupantes infantiles (88%), usuarios de la vía vulnerables (71 %) y asistentes de seguridad (80%).
El CUPRA León, igual que lo hizo el CUPRA Formentor, ha alcanzado la calificación más alta posible. Se trata de un gran logro, teniendo en cuenta que la organización redefine su metodología de prueba cada dos años y que la última puede considerarse la más completa y estricta hasta la fecha.
