204 personas murieron en accidentes de tráfico laborales
Con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, el RACE analiza los siniestros de tráfico laborales. Los datos muestran que los accidentes viales son la única causa de fallecimiento laboral que aumentó en 2016, causando la muerte a 204 personas, lo que supone un 18% más de víctimas mortales respecto al año 2015. Por tipo de desplazamiento, un 42% de los fallecidos se produjeron en un siniestro ocurrido durante la jornada laboral, y el 58% de camino al trabajo o a la vuelta a casa, unos trayectos que, según las estadísticas, suponen entre el 70% y el 80% del total de los desplazamientos en días laborables. Para reducir este riesgo, el RACE lanza un decálogo con consejos para las empresas, los trabajadores y las instituciones para que, entre todos, podamos aumentar la prevención y reducir los accidentes de tráfico laborales.
De los 555.000 accidentes laborales con baja registrados en el año 2016 en España, 63.400 de ellos se produjeron por un accidente de tráfico, según datos del Instituto Nacional de Salud e Higiene en el Trabajo (INSHT), lo que supone un aumento del 8% respecto al año anterior. Los datos muestran que uno de cada tres accidentes mortales en el ámbito laboral fue por un siniestro vial, con un total de 204 personas fallecidas, lo que supone que el 11,4% de los accidentes laborales provoca el 33,6% de los muertos, mostrando una elevadísima tasa de mortalidad. Si analizamos la evolución por tipo de accidente de tráfico, los siniestros mortales viales durante la jornada laboral pasaron de 72 en 2015 a 86 en 2016, lo que supone un 19% más; en los trayectos in itinere, los fallecidos aumentaron un 17%, pasando de 101 en 2015 a 118 en 2016.
Reducir la siniestralidad laboral en general, y la relacionada con el tráfico en particular, es una tarea que implica a la empresa, las instituciones y al propio trabajador, apostando por la formación y la información como eje principal de la política preventiva. Actualmente, las empresas disponen de un plan de prevención de riesgos laborales para sus empleados, donde se definen sus funciones y los riesgos a los que se exponen dentro del desempeño de las mismas. Sin embargo, la accidentalidad de los trabajadores no solo se encuentra dentro del centro de trabajo, sino que hay que tener en cuenta otros ámbitos, como cuando el trabajador se desplaza con su vehículo en la jornada laboral (desplazamiento en misión), y otros momentos, también ligados a nuestra actividad profesional, como es el trayecto in itinere, con origen o destino a nuestro puesto de trabajo.
Implantar un Plan de Movilidad y Formación como estrategia preventiva
Las empresas deben actuar frente a este problema desde diferentes ámbitos, y siempre buscando la seguridad de los trabajadores tanto dentro del centro de trabajo como en los desplazamientos de acceso al mismo. Una forma de comenzar esta estrategia es implantar un plan de movilidad en el que se tengan en cuenta los siguientes procesos:
– Conocer el estado de la movilidad de los empleados.
– Descubrir los itinerarios de los trabajadores.
– Detectar los puntos débiles en la seguridad de los desplazamientos.
Este tipo de planes permiten a las empresas conocer la movilidad y los riesgos de sus trabajadores, y que éstas implementen las herramientas necesarias para poder poner en marcha distintas medidas correctoras específicas, encaminadas a reducir la siniestralidad. Además, junto al compromiso principal de disminuir las lesiones personales, estos planes de movilidad y formación permiten reducir los costes medios que supone cada baja laboral para la empresa, y que se estiman en unos 3.000 euros de media por trabajador.
No importa el tamaño de la empresa a la hora de reducir el riesgo vial
Todas las empresas deben contribuir a la mejora de la Seguridad Vial de sus trabajadores, e implementar políticas preventivas que alcancen también a proveedores y entidades colaboradoras. Las estrategias y acciones deben ser impulsadas por los máximos responsables de las compañías, que de forma directa o a través de los departamentos de prevención de riesgos laborales impulsen y analicen los resultados de estas políticas. La experiencia del RACE, con más de 200 empresas estudiadas y la formación a más de 100.000 trabajadores, demuestra que la puesta en marcha de los planes de movilidad, a través del análisis, la formación, la concienciación y la información periódica, han conseguido que las cifras de accidentabilidad laboral vial desciendan en más de un 40% en empresas, algunas de ellas multinacionales presentes en más de 30 países.
¿Qué se necesita? En primer lugar, el compromiso firme de actuar sobre uno de los principales motivos de lesividad entre los trabajadores. Trabajar en Seguridad Vial laboral no solo es una responsabilidad social corporativa de la empresa hacia todos los miembros de la organización, sino que supone un posicionamiento de ésta frente a sus competidores, y una preocupación por la seguridad de sus trabajadores.
El tiempo medio para la implantación de un Plan de Movilidad y Formación es de tres meses, con un coste medio que dependerá del número de empleados, la localización de los centros y las medidas que se establezcan. Una vez implementada la estrategia, la empresa puede optar a la obtención de la certificación ISO 39001 que la acredite como una organización implicada con la Seguridad Vial de sus trabajadores, y su compromiso en el mantenimiento periódico de estas acciones. Además, se debe establecer un Comité de Seguimiento para ir analizando la evolución de los indicadores, corrigiendo o incluso ampliando con nuevas acciones la tendencia de la accidentalidad. Se trata de que la empresa se vaya adapatando a la movilidad de sus trabajadores.
Decálogo para mejorar la Seguridad Vial de los trabajadores
Medidas para la empresa
1. Como punto de partida, analizar la movilidad real de sus trabajadores, sus desplazamientos, tiempos de recorrido y principales problemas viales.
2. Debe existir una compromiso de los máximos responsables en la mejora de la Seguridad Vial de los trabajadores, incluyendo este nuevo concepto en los pilares de la cultura corporativa de la empresa.
3. Definir los riesgos viales de cada trabajador según el desempeño de su actividad profesional, con medidas encaminadas tanto a la prevención de accidentes durante la jornada laboral (en misión), como en los desplazamientos in itinere.
4. La empresa debe poner en marcha medidas correctoras, que incluyan una política de formación contínua, de niveles mínimos de seguridad en los vehículos de empresa, y de planificación de las jornadas laborales que impliquen trayectos por carretera.
5. Impulsar el respeto al cumplimiento de las normas de circulación, sobre todo en cuestiones como las distracciones, la fatiga, los tiempos de conducción o la planificación de las rutas.
Para los empleados
6. Los empleados se deben comprometer al cumplimiento de los conocimientos aportados por la formación de la empresa para prevenir los riesgos viales.
7. Deben planificar sus viajes antes de iniciarlos, consultando los posibles problemas que puedan encontrarse ya sea en viajes largos como en los cotidianos (atascos, condiciones climatológicas, etc.)
8. Los trabajadores deben ser responsables del mantenimiento mecánico del vehículo que utilizan, especialmente del estado de los neumáticos, luces o niveles.
9. Un trabajador al volante debe mantener la necesaria atención a la circulación y estado del tráfico, evitando realizar otras actividades no relacionadas con la conducción.
Para las administraciones públicas
10. Incentivar la implantación de los Planes de Movilidad y Formación Vial en las empresas a través de ayudas fiscales y financiación de los cursos.